Oficio, experiencia, instalaciones y compromiso para entregar un trabajo que exceda las expectativas del cliente.

Corría el año 1962 cuando José Luis Ponce, entonces un muchacho de catorce años, se involucraba de lleno en el negocio familiar trabajando como aprendiz todas las horas que le permitían sus estudios de delineante con el ingeniero austriaco Franz Comberger. Treinta años mas tarde y ya como máximo responsable del negocio sería él quien tutelaría los primeros pasos de su hijo Javier Ponce y de su yerno Jorge Corral, la tercera generación, en el mundo de la metalurgia artística.

A día de hoy, con sus tres naves dotadas de la equipación técnica y humana necesaria para acometer obras de gran tamaño, La Plataforma Artística de José Luis Ponce se perfila como una de las principales fundiciones de arte a nivel nacional.

Escaneo 3D, ampliación y reducción, puentes grúa para gran carga, corte, plegado... La versatilidad creativa ofrecida al cliente ha atraído a nuestros talleres a una curiosa mezcla de artistas tradicionales y representantes de sectores tan diversos como el mundo del deporte, la industria, la cultura o la filantropía. A día de hoy, nuestra casa está abierta a proyectos de todo tipo que requieran trabajo artístico del metal, sin miedo a las dificultades técnicas o los desafíos que puedan plantear y con la seguridad de haber consolidado año tras año un equipo de trabajadores capaz de afrontar cualquier reto.


Nuestra historia se ha visto entrelazada desde los comienzos con al arte más vanguardista y relevante del cada momento. La fuerte relación que unió al taller con el escultor Pablo Serrano, trajo la producción artística de miembros muy destacados del colectivo “El Paso”. Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Rafael Canogar, Juana Francés… son algunos de los artistas que llegaron en una época en la que galerías de la talla de Juana Mordó o Theo habían empezado a trabajar con nosotros. Durante los años setenta se siguen incorporando nombres ilustres a la fundición. Lorenzo Frechilla, Marcel Martí, Eduardo Arroyo, José Luis Sánchez o Miguel Ortiz Berrocal comenzaron a trabajar en nuestros talleres formando a veces relaciones tan longevas como la que tenemos con Rosa Serra, que empezó a colaborar con el Comité Olímpico Internacional unos años mas tarde y para el que desde entonces hemos producido gran cantidad de piezas y premios que se reparten por las sedes de sus museos en Kuwait, Seúl o Lausana entre otros.

Los años han ido trayendo a nuestras puertas a artistas de toda condición y procedencia. La fundición Ponce ha tenido el privilegio de realizar piezas de Salvador Dalí, colocar monumentos en lugares tan distantes como Seúl o el Valle de Napa, trabajar para Tiger Woods en los cuarteles generales de Nike o producir obra escultórica para David Nash.

Nuestro enfoque no ha dejado nunca fuera a creadores desconocidos y a día de hoy apoyamos activamente la obra de un buen número de escultores cuyo momento sabemos que está por llegar. Nos llena de orgullo saber que toneladas de bronce y aluminio que un día borbotearon en nuestros crisoles ahora salpican el mundo, apareciendo año tras año en los principales centros del arte europeo y mundial de la mano de artistas internacionales como Manolo Valdés, José María Sicilia, Alexandre Arrechea o Lorenzo Quinn.